Durante la etapa de desarrollo de un niño, es común que surjan dificultades de aprendizaje y concentración, lo cual puede generar cierta preocupación a los padres. Sin embargo, es fundamental entender que estos problemas no siempre indican la presencia de un trastorno específico, ya que pueden ser simplemente manifestaciones de la etapa de crecimiento o factores temporales.
¿Qué hacer si mi hijo tiene dificultades de aprendizaje o concentración?
No todos los niños que tienen estos problemas aprendizaje o concentración tienen o van a tener un trastorno. Por eso es importante evaluar en cada momento y situación cuáles son las dificultades principales, si hay alguna causa determinada y cómo le afectan a su funcionalidad y los distintos ámbitos (social, escolar, familiar).
La primera persona con la que se puede hablar ante la sospecha de estos problemas es el/la pediatra. Él/ella conoce normalmente el entorno familiar y cómo ha sido el desarrollo del niño/a, por lo que puede valorar si es una alteración puntual, una fase con algún factor asociado o por el contrario hay que intervenir con una serie de pruebas y evaluaciones neuropsicológicas por otros profesionales de la salud.
¿Cómo puedo fomentar buenos hábitos de estudio en mi hijo?
Fomentar buenos hábitos de estudio empieza por facilitar un descanso adecuado previo al estudio o a la realización de las tareas escolares. La jornada escolar es larga y supone mucho esfuerzo físico y mental, por lo que debemos asegurar que los niños puedan disfrutar de su merecido descanso durante un tiempo determinado, con una buena merienda equilibrada, que le vuelva a dar fuerzas para terminar el día de estudio con la suficiente energía y motivación. Mi recomendación es intentar no abusar de actividades extraescolares.
Además es necesario el apoyo de los padres para la organización en la realización de tareas (orden de estudio, los días o el tiempo que se va a dedicar a cada materia...), así como expresarles el apoyo que pueden tener por parte de padres o profesores ante las dificultades. Si son conscientes de que pueden pedir ayuda, mantendrán el interés y la motivación por aprender.
¿Cuáles son las señales de que mi hijo podría tener problemas auditivos?
Dependiendo de la edad existen algunos signos que nos deben alertar sobre un problema de audición. En menores de un año hay que atender a las reacciones ante estímulos auditivos (por ejemplo música, ruidos fuertes como un portazo, reaccionar y girarse a su nombre...). En niños a partir del año se inicia el balbuceo, las cadenas de sílabas y la repetición de los primeros sonidos o palabras, además del entendimiento de las órdenes sencillas.
El desarrollo del lenguaje es dispar en los niños y permite variaciones, pero debemos consultar si observamos que nuestro hijo lleva un retraso significativo en comparación con otros niños de su edad en entendimiento o formulación de palabras y ruidos.
A partir de los 3 años y ante dificultades del lenguaje, lo primero que hay que descartar son alteraciones de la audición.
¿Cómo puedo saber si mi hijo necesita gafas o una revisión de la vista?
Se recomienda realizar revisiones oftalmológicas a partir de los 6 meses de vida para asegurar un adecuado desarrollo visual. Se pueden aprovechar las revisiones de salud anuales o semestrales. En la mayoría de las ocasiones los niños no refieren dificultades de visión, ya que la alteración se produce de forma paulatina y ellos no son capaces de reconocerlo.
Signos como acercarse mucho a los libros o las pantallas, guiño de ojos para enfocar de lejos , dolores de cabeza frecuentes o problemas de coordinación nos indican que no debemos descartar problemas visuales y sería conveniente realizar una revisión oftalmólogica y optométrica.